La importancia de conocer en el día 1
El pasado 18 de julio recogí a mi Ragdoll Seal Bicolor en Madrid y la verdad, la experiencia está siendo cuanto menos enriquecedora. Vaya por delante que jamás he tenido un gato y menos aún en las condiciones en las que me encuentro en estos momentos, en mi propia vivienda y teniendo que hacerme cargo al 100% de él.
No eran pocos los nervios tanto por tener a Loti, mi Ragdoll Seal Bicolor como para tratar de darle la mejor de mis anteciones. ¿Encontraría su agua, su comida y su arenero? ¿Actuaría de forma agresiva conmigo? ¿Estaría recitente a mí? ¿Lo pasaría mal? ¿Se adaptaría rápido? Como veis, no son pocas las preguntas que te puedes plantear si eres un auténtico ignorante en la materia... y todas ellas aunque con una respuesta relativa pues depende de cada gato, fueron respondiéndose por sí solas.
Un acierto incontestable fue, una vez saqué a Loti de su transportín fue meterlo en su arenero. Es decir, lo primero que vio Loti en libertad, fue el arenero. Decir que he leído y visto en muchas partes que los gatos al comienzo de sus días se mean fuera del arenero, se mean incluso encima de la cama... pues en este caso, ni mucho menos:
- Loti jamás ha meado fuera del arenero y considero un acierto haberle mostrado en primer lugar su ubicación.
Y aunque su adaptación fue gradual y creo que ya está casi casi al 100% adaptado, digamos que pese a que sí echaba en falta su lugar, sus hermanos, su familia, no tardó en confiar en las personas que lo estábamos observando. En mi caso y como comento en el último vídeo de El Ragdoll y Yo, al no querer dejarlo solo fuera de mi habitación y teniendo claro que no querría que siempre durmiera conmigo y menos en la misma cama, decidí dejarle pasar y dormir conmigo.
La experiencia fue muy bonita, porque se dejaba acariciar, se acercaba y mostraba total confianza... seguramente también porque en aquél nuevo lugar no existía nada más allá de mí que se moviera. Al final, aunque me costó dormir pensando en que podría lanzarlo por los aires en uno de mis movimientos al dormir, lo cierto es que no pegué ojo. No así Loti, que durmió prácticamente toda la noche y a las mil maravillas.
El resto de los días Loti ha seguido - o al menos esa era mi impresión, buscando a sus hermanos, a su familia... y lanza en ocasiones maullidos que se intuyen de tristeza. Que hablando de maullidos, maulla muy poco pero necesita mucha mucha atención y presencia. Eso lo dejo para otra ocasión...
Aunque Loti es un Ragdoll pequeñito y activo, acorde a su edad, se trata de un gato muy cariñoso, muy bueno y muy curioso. En ningún momento ha demostrado un mal gesto hacia mí o el resto de las personas que han acudido a mi casa y cada día lo noto más grandote... come mucho y se nota que está en pleno crecimiento.
Os dejo un vídeo de cómo fue mi experiencia, relatada, del primer día con Loti, mi Ragdoll Seal Bicolor, en casa.
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